Hace unos meses me llamó la
atención la entradilla de la serie CALIFORNICATION. Ciertas imágenes de la
misma, tenían una composición muy semejante al paisaje Castellano, o a mi idea
del paisaje castellano. Predominaba el aire superior, asentado por un peso
inferior fuerte y resaltado por líneas horizontales que remarcaban la
inmensidad. Esa inmensidad se ha catalogado muchas veces como la nada ( la
famosa estepa castellana). En mi opinión, esa "nada" es bastante
semejante a un "todo". Poética "mesetaría"
A partir de esa imagen, he
dado muchas vueltas al asunto. Desde que me he trasladado temporalmente a
Barcelona, he tenido ocasión de disfrutar de varios paisajes portuarios,
donde veo reflejada la idea de aquella imagen.
De ahí, en algún sentido, ha
salido este cuadro.
Si estudiamos un poco la
composición, vemos como está marcado lo anteriormente dicho. Aunque lo
verdaderamente interesante, a mi parecer y dentro del proyecto, es como
poniendo en duda la funcionalidad o realidad de la línea
del dibujo, en esta obra es su principal valedor. Es cierto que pierdo, hasta
cierto punto, la lirica de la sencillez y la melodía de los blancos, que han
sucumbido a la cuestionada y compositiva línea. Esta se adueña del peso del
cuadro, apareciendo y desapareciendo, conduciendo la fuerza del cuadro.
La situación que se crea por
la descomposición en cuatro lienzos del total de la obra, es algo que no he
acabado de controlar. Me gusta trabajar en dípticos, trípticos, etc... Pero trabajándolo
todo como un total. Como una única pieza y a mi parecer, en muchas ocasiones,
esto logra coherencia. La misma obra en una única pieza no funcionaria igual,
pues los espacios en blanco acaban por dotar a la línea de la ya anunciada
función de guiar. El hecho de aparecer y desaparecer, en el momento
preciso y sin cambios bruscos direccionales, hace adquirir a la pieza una
intranquilidad que remueve la visión reposada de la imagen. Realmente esa es la
sensación de un muelle. Todo es tranquilo, pero nada esta quieto.